En un momento dado, en lugar de una nueva foto, rescaté esta foto de mi anterior proyecto Mudanzas junto al texto que escribí en aquel momento, para mandárselo en uno de los envíos habituales de la correspondencia.
El llanto de las cuerdas comienza a sonar;
me agrieta el alma.
El frío rayo de sol entra y me paraliza.
No veo nada.
El llanto no cesa.
Algo en mi interior pesa.
lo busco y me lleva…
Me pierdo en algún lugar muy adentro.
El llanto marca el ritmo; camino perdida
Algo huele…
Que el llanto no acabe
Que el sol me cieguePara siempre.
Y esta fue la respuesta de Roberto:
respirar la intemperie
cuando el sol ya no pueda más
y se apague para siempre
ir abandonando
una habitación tras ora
cerrando las puertas antes de salir
alimentar por última vez
al monstruo que vive debajo de la cama
el verdadero viaje comienza en el ser y acaba en el estar(…)
traer un bosque dormido en la mirada
pretender alcanzarel azul que da sentido a la tormenta
despedirse
de los transeúntes sin rostro que recorren la conciencia
el dulce estallido final…